domingo, 13 de diciembre de 2009

LA FORMACION DEL PODER

En la antigüedad, los pueblos elegían a los viejos para dirigir el destino común, reconociendo aun antes de que apareciera el diablo, (es una invención cristiana), que se sabe más por viejo que por diablo, es decir, era el conocimiento el mérito principal, al que se sumaba otros méritos, como la paciencia, la templanza, la capacidad de escuchar a los demás, etc. a lo largo de la historia, nunca faltaron los jóvenes que no querían esperar a viejos para poder ejercer el poder y lo tomaban por asalto, golpes de Estado, incluso asesinatos de los legítimos mandatarios, ( la historia de Roma, está llena de ejemplos).
No se puede negar la presencia de jóvenes talentosos, bien preparados también, pero carentes de la necesaria experiencia en el manejo de las relaciones humanas, de la política y menos aun en el de la economía. Ha sido muy raro un joven en el poder que haya tenido éxito en su gestión, Calígula y Nerón , fueron un auténtico desastre para su pueblo; Claudio y Adriano, por su sufrimiento personal, quizás, eran jóvenes viejos, habían madurado mucho más que la gente de su generación, Isabel, La católica, era una adolescente de trece años cuando asumió el poder; por eso, sus asesores hicieron lo que les dio la gana con su pueblo; Luis XVI, era un pendejo a tiempo completo, Federico Guillermo de Prusia, un imberbe caprichoso, Hitler tenía 41 años cuando accedió al poder; y miren la tragedia mundial que ocasionó: José Stalin, al acceder al poder en la Rusia Soviética, tenía 42 años, y no le fue tan bien, a su muerte, más de la mitad del pueblo ruso, lo odiaba.
No son los líderes los que forman a sus pueblos, son éstos, los que crean y configuran a los líderes, de modo que el liderazgo es una asignatura más, pero importante en la formación de los científicos de la política, no podemos olvidar tampoco que líder es aquel que propone de acuerdo a las necesidades de sus respectivos pueblos y lo que propone debe ser posible y creíble por lo mismo.
Un verdadero líder no arregla solamente calles y veredas, debe estar preparado para cambiar a su mundo, lo que implica una reconfiguración de la conciencia social, lograr la participación de toda la población en tareas comunes, quizás, haya que considerar la experiencia francesa en lo que atañe a la formación de sus políticos: después de haber terminado una maestría en ciencias políticas, el candidato a cualquier cosa, debe empezar por muy debajo de la pirámide política, una consejería provincial, por ejemplo, el pueblo, lo califica en su gestión y le da paso o no, a un siguiente nivel.
Veo a los asambleístas y me da pena, veo al círculo íntimo de la presidencia y me da más pena: casi todos son recién graduados en universidades privadas, que por cierto, el CONEA, las ubicó entre las peores, ¿hacia dónde vamos como país?.
Pero, no podemos esperar que los actuales mandatarios maduren, es el pueblo el que tiene que madurar, tarea harto difícil, pues muestra gente es prisionera de la ignorancia, de la religión, de los medios de comunicación, de una pésima educación, pero, si ya reconocemos los síntomas, debemos empezar a luchar contra los factores que cierran el paso al progreso verdadero.
Leído en Radio Tropicana el 04/12/09
Nelson Dávila

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