Algún proyecto desde la derecha, que implique formación de una burguesía industrial en nuestro país, sería un salto revolucionario , increíble por cierto, pero dijimos ya que la nueva clase como burguesía capitalista, impulsaría una acentuada concentración y centralización de capital, lo que tarde o temprano. Se constituiría en un freno para el avance productivo del país, después de esto, no creo que se pueda esperar nada mas de la derecha, esta buscará la defensa a rajatabla del nuevo status quo, tal como ocurre ya en Venezuela y Bolivia, en Cuba, la derecha simplemente abandonó el terreno de juego, en Chile, la derecha ha sido rechazada en las urnas, revelando la madurez política de todo un pueblo.
Un proyecto de izquierda, de largo plazo y que construya el capitalismo de Estado para regular a todo el proceso económico, bancario y financiero, fundamentando así el tránsito a un estadio superior pos capitalista, requerirá, sin duda, poner toda su atención en la producción agro industrial, minero industrial e industrias sofisticadas, como producir chips, por ejemplo; para ello, la nueva izquierda entenderá a la educación de calidad como el pivote que le permita alcanzar las metas señaladas.
De derecha, cualquiera puede serlo. De izquierda, es otra cosa. Leer a Marx, a nadie lo hace marxista, ser miembro del partido comunista , a nadie lo hace comunista, decía el che Guevara: “un revolucionario tiene el derecho a cansarse, pero, cuando se canse, pierde el derecho a llamarse revolucionario” un verdadero revolucionario, es alguien entregado a la causa del conocimiento: filosofía, historia, economía, literatura, poesía, y por supuesto de los clásicos, marxistas leninistas, toda esa suma de conocimientos, deberá transmitirse en la escuela de cuadros de un partido político de nuevo tipo, el cual, una vez en el poder, organiza, el empleo, controla el salario, planifica la demanda en función de la oferta, ahora será necesario inducir a la población a auto controlar su crecimiento, a imitar a Suecia y Hungría en ese tema.
El concepto salario en boca de un derechista, es una suma de dinero a cambio de un tiempo de trabajo; en el mundo capitalista moderno, el salario jamás alcanza a la canasta básica, el mismo concepto, en boca de un izquierdista, constituye la suma de bienes y servicios que requiere cada familia para sobrevivir, en buenas condiciones, es decir, la cantidad de dinero que se reciba a cambio del trabajo, puede ser mínima, por debajo de la media mundial, pero, basta y sobra para recibir educación de buena calidad, libros y periódicos, a muy bajo precio, alimentos y vestimenta suficientes, igualmente a un costo reducido, y todo esto, gracias a una productividad muy bien organizada, que obliga a la canasta básica a perseguir al salario, como ya ocurre en Cuba y en China. Una sociedad así constituida, puede realmente garantizar, el pleno empleo, la canasta básica, la educación, formadora de científicos y técnicos, a la jubilación, que permita vivir decentemente, y a la progresiva desaparición de la delincuencia, por las buenas y por las malas.
La riqueza, es así concebida de otro modo, la seguridad alimentaria, educativa, de empleo, social y de jubilación, se coloca al alcance de todos, claro que no hay, no habrá sociedad perfecta, siempre habrá intereses, pero una sociedad justa atiende los intereses de las mayorías.
Ahora bien: que será preferible: convertirnos unos cuantos en millonarios, o compartir la riqueza social todos.
El capitalismo de Estado, dejó de ser una oferta para el mundo, para él es ya una necesidad inmediata, pero para Ecuador, es aun un tema desconocido, por lo tanto, ganaríamos mucho tiempo si comenzáramos a conocer ese concepto, formar partidos políticos consecuentes, y hacer realidad al capitalismo de Estado en nuestro país.
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