domingo, 14 de junio de 2009

EL CONOCIMIENTO EN ECUADOR


EL CONOCIMIENTO EN ECUADOR

Existen pueblos que sin poseer todas las condiciones materiales, que les permita un optimo desarrollo, un alto nivel de bienestar para su pueblo, logran, sin embargo, el tan anhelado bienestar general: Japón, China y la India son ejemplos modernos.

Recordemos que en el primer caso, carecen de agua, petróleo, minerales, incluso de tierras fértiles, en el segundo y tercer caso, el crecimiento poblacional ha sido en extremo irracional, muy por encima de lo que su respectivo entorno geográfico puede sostener, sumando a ello, los prejuicios religiosos en el segundo caso, y los prejuicios dogmático – políticos en el tercer caso, como fenómenos masivos que frenan el recurrir de sus historias.

Lenta pero inexorablemente, la producción general, generó conocimientos cada vez mas sofisticados, con los cuales distintos sectores humanos, escalaron posiciones dominantes dentro y fuera de sus respectivos lares.

Hoy, al examinar la cantidad y la calidad de las mercancías de exportación se evidencia la calidad intelectual de la población que las produce: no es lo mismo exportar mercancías de gran sofisticación: programas informáticos, aviones, dínamos, etc. que bananos, petróleo, flores, sin ninguna transformación.

“detrás de la producción de cada mercancía, siempre hay una forma de conocimiento”, afirma Carlos León G. cientista económico ecuatoriano.

En nuestro bello país, sobra el agua, tierras con abundante humus, luminosidad solar todo el año, y fuerza de trabajo en exceso.

¿Cuál es la falla?, ¿Cómo entender que el salario medio en Japón, supera ya los $60.000 anuales?, y en Ecuador que lo tenemos todo y en abundancia, el salario medio anual no supera los $3000.

En Ecuador, no se genera conocimiento, se lo importa, como libro.

Si ninguna universidad nacional hace investigación, si no existen laboratorios de investigación, ni en colegios, ni en universidades ni en institución alguna, o si existe alguno, carece de presupuesto y de planes de investigación. Y si además, seguimos produciendo en el campo igual que hace mil años atrás, al boleo, llaman los campesinos al acto de sembrar con la mano, y la cosecha es igual, mientras que en el mundo desarrollado, el arroz lo siembra desde avioneta y lo cosechan con maquinaria muy especializada.

Estas diferencias se expresarán en el precio final del producto.

Al importar conocimiento, nos olvidamos además que aquel fue creado en circunstancias geográficas e históricas muy diferentes de las nuestras, por lo que, el conocimiento que nos llega, llega tarde y siendo como somos mas propensos a la fantasía, no logramos aplicar creadoramente a nuestra realidad nacional, los nuevos conocimientos, los cuales además, se nos vende con severas restricciones.

Para colmo, ya la clase dirigente, ya la población, no sienten inclinación por la lectura ni por la investigación y por la pobreza masiva, el acceso a TV por cable o satelital, igual que Internet, resultan imposibles para la inmensa mayoría de la población.

El total de periódicos vendidos por día en nuestro país, no debe superar los 200.000 ejemplares, y esto para una población de 13 millones, es una gota en el océano de nuestras necesidades intelectuales, cuanto mas que aquí, casi no se hace periodismo de investigación, de análisis económico, de critica y propuestas políticas.

La TV nacional, deja mucho que desear, pues no educa, mas bien deforma los valores éticos morales de nuestra sociedad ya que sus programas son banales en general. Quizás, el mejor canal nacional: Telerama, de Cuenca, por su extensivo uso de documentales y noticieros extranjeros. En radio, las cosas no son mejores, la mayoría de los programas son futbolísticos o musicales, muy pocos son creadores de criterio, de pensamiento, de debate.

Con tan escaso y obsoleto conocimiento, ¿a donde vamos?, ¿que estamos construyendo como sociedad, como país?.

Y no vamos a tener ningún éxito en la competencia mundial, aumentando las horas de trabajo, ni el número de trabajadores, sin aumentar previamente la cantidad y calidad del conocimiento aplicado, en los diversos procesos productivos, si no miremos los horarios de trabajo de alemanes y franceses: vemos que ellos trabajan menos de 40 horas a la semana, lo que se debe a su gran cultura y a una profunda especialización profesional, que permitirá a un obrero alemán o japonés, crear mucho mas valor, que un obrero ecuatoriano, en una misma hora de trabajo. No se trata entonces de trabajar más, sino de trabajar mejor.

Entre los insultos del español Sergí Martin, al ofender a nuestra compatriota en el metro de Barcelona, se destacan dos: “inútiles”, “no sirven para nada”, que han sido ratificados por buena parte de la población española en entrevistas de diverso tipo.

Así nos ven, así somos.

Cuando los demás pueblos del mundo perciban que el pueblo ecuatoriano posee conocimientos útiles para todos, nos respetarán y ya no importará que seamos, indios, negros, cholos, mestizos o blancos.

Mientras pasen los meses y los años, sin tomar y aplicar ninguna resolución al respecto, el presupuesto militar seguirá subiendo por el ascensor y el presupuesto educativo, subirá por la escalera.

Nelson Dávila Acosta

Editorial leído en radio “Tropicana” el 13 de febrero de 2009

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