domingo, 19 de abril de 2009

LECCIONES DE LA CRISIS

Octubre del 2008, fue el principio del fin: una forma de capitalismo, el neoliberal y neoclásico, era tocado por un rayo fulminante: la crisis en principio financiera y que mas luego revelaría otras crisis, el mercado libre, la mano invisible, y la eterna e inútil búsqueda del equilibrio de mercado, perdían sentido, pues se evidenciaba que los únicos beneficiarios de semejante sistema, eran los banqueros, los financistas, los “políticos” en el poder, Bill Clinton, por ejemplo, que utilizaron el poder del Estado, para desmantelar las regulaciones que datan de Bretton Woods, y allanar el camino a la concentración, centralización y monopolización del capital, en muy pocas manos.
¿Qué paso?, ninguna personalidad mundial se ha manifestado, meses después, del crack, aun nos encontramos elucubrando respuestas, ya que desde la teoría económica oficial, la macroeconomía, resulta imposible decir algo, en tanto en cuanto esa teoría, carece de método, carece de historia, desde la cual se pueda construir un instrumental teórico que permita a nuestros egresados “ver” las tendencias del próximo futuro del sistema económico que nos tocó vivir, y que a la vez, puedan también proponer nuevas tesis, principios y leyes para reformar a ese sistema económico.
Decía que no es una sola crisis: son seis: natural, económica, social, alimenticia, energética y financiera, todas actúan al mismo tiempo, todas interactúan entre sí, y cada una alimenta a otra, y la humanidad no ha creado ninguna defensa, la vida de la especie humana, está en juego y el médico de la sociedad, es precisamente el economista, por ello, es un crimen continuar enseñando lo mismo que hace 10 años, es preciso y urgente entender que lo ocurrido en el mundo desarrollado en octubre del 2008, nos debe servir de espejo a nosotros, los ciudadanos del mundo subdesarrollado, que las lecciones de esta crisis, por cierto, mucho mayor que la de 1929, las estudiemos, las aprendamos, las apliquemos, tratando a toda costa de impedir que ese desastre nos destruya, para ello, las facultades de economía, deben repensarse a sí mismas.

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